Hoy quiero ser yo misma, como un guijarro simple. Sin antifaces, consignas ni cadenas y patalear, gemir, desahuciar, este andar perdidos mis zapatos. Seré la que denuncie sus delirios. Esta jornada de fuego y pesadilla, cuando el sol ruge al batirse en retroceso y siento el corazón de mil guitarras que parten en revuelo de sonidos. Quiero ser yo, decirme, descubrirme como tierra preñada de alabastro como prisma trastorna los colores del arco iris domados por demiurgos. Y me aplaco de a ratos, me sosiegan inclemencias violáceas, azucenas medradas en balcones, pretéritos conjugados al arbitrio de dioses implacables y distantes que saben de vinos trasnochados. Rodar, rodar por rampas espinadas y escuchar a Maná como consuelo cuando el silencio se adueña de mi calle y me atrapa, como a una viuda negra. Catalina Zentner