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Mostrando entradas de agosto, 2008

Si los caballos...

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Si los caballos recorren con el viento las praderas. Si las abejas inventaron las rosas para emborracharse de dulzura. Si la montaña permanece interrumpiendo la quietud del horizonte... ¿Por qué no el hombre? ¿Será acaso que el hombre es menos que el caballo y la abeja y la piedra? ¿Será acaso que el hombre atrapado en su jaula de cemento olvidó contemplar a las estrellas? Hay un tiempo que se nos va perdiendo en tanto el mundo gira sin retorno y una muchacha espera en su ventana. Catalina Zentner

Tanka XVI

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Lugares I

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Dicen que siempre se vuelve a los lugares en donde uno fue feliz. Los que sabemos de exilios -voluntarios o no- preferimos llevarlos con nosotros, guardaditos en rincones secretos, esperando asome la niña que nos habita para conducirnos hasta ellos. Hoy mi niña desciende envuelta en rayos de purísima luz desde una colina transparente custodiada por una bandada de flamencos, para avanzar por recodos del recuerdo hasta Asunción, lugar de mi primera infancia y despertar adolescente. Tomadas de la mano, paseamos por Piribebuy y sus arroyos (hilos de agua clara serpenteando entre el rojo de la tierra y el verde intenso de la vegetación), seguimos hasta Ypacaraí y su lago fundacional de ensoñaciones, enfilamos hacia Caacupé y su virgen milagrosa, arribando después a San Bernardino, sitio de vacaciones placenteras. Volvemos a las noches del Paraguay de brillo estelar que nos baña de luminosidad, en el patio de la vieja casa. Huimos del calor sofocante de las habitaciones para do

A los amigos españoles

Que me acompañan con su aliento y cariño, solamente quiero decirles que comparto la tristeza por el terrible accidente aéreo que enluta a numerosas familias españolas y de otros países. Familias que han sido sacudidas por la catástrofe y están sumidas en un dolor que tardará en cicatrizar. Un abrazo sincero, Catalina

Tanka XV

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Querida gente, a partir de ahora, las damas de Cofre de Haiku se trasladan a Memorial de Silencios. Siguen abierto el cofre, para quienes quieran repasar su contenido, de vez en cuando... Allí están las damas que eligieron permanecer, agurdándoles.

Navego entre torrentes

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Navego entre torrentes de riadas azulinas o brumosas. Se agazapan recuerdos como búhos curiosos en la noche. Diviso un campanario orla de luz surgiendo entre la niebla. El asombro es una rama verde que asoma por mis ojos. Desde mis dedos vuelan soles que se convierten en luciérnagas. Siento en mi corazón batir de alas y plumas y campanas. Y se aleja la sombra herida por la luz, hacia la nada. ¡Gracias, una vez más! Muy lentamente y con altibajos mi vida se está normalizando. Esto quiere decir que podré disfrutar del inmenso placer de visitarles regularmente. Les dejo, como siempre, mi cariño. Catalina

Regreso

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No es de ahora este amor no es de este mundo. Este amor por amor fuerte y profundo que nos llena de luz que nos quema las manos y los ojos que nos da la inquietud de un algo incierto como el dolor de una partida sin adiós ni regreso. No, no es de este mundo. La raíz de este amor no está ahora en nosotros. Viene de lejos. Del silencio. De cuando vivimos otra vida y nos llamaban nombres diferentes. Ya nos quisimos aún sin conocernos y nos amamos hoy en el reencuentro. Este amor torbellino laberinto camino sin retorno antes hoy y después desde el principio de todos los comienzos. Fuimos y somos las almas y los cuerpos sobre el yunque en ígneo mar desnudo de horizontes. Este amor tan lejano y tan próximo tan nuevo y tan antiguo y necesario como el sol y la lluvia. Catalina Zentner Ayer, hoy, mañana y siempre

Saludarles con amor...

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Las palabras resultan insuficientes para transmitir el bienestar que me produce llegar hasta aquí y encontrar tantas vibraciones positivas. Emocionada y feliz, ya que la recuperación aunque lenta, dificultosa y por cierto, será también prolongada, cada día hay un nuevo avance. No podría estar entera sin el amor de quienes me están acompañando generosamente. A vosotros me debo, amigos. Y la única forma que tengo de decirles cuán importantes son para mí, es dejándoles un poema. ¡Hasta pronto, gente hermosa! Mi amor no tiene nombre ni tiene encarnadura. Es un grito en la noche, un navío sin puerto, es la imaginería, agua de la mirada. Mi amor es un silencio, oleaje de un suspiro, el temblor de una rama, la sed y la inocencia. Mi amor es un designio que me duele y me arropa, la tierra desvelada, el panal de la luz. Mi amor es una esfera donde el tiempo comienza. Catalina Zentner