Si los caballos...
Si los caballos
recorren con el viento las praderas.
Si las abejas inventaron las rosas
para emborracharse de dulzura.
Si la montaña permanece
interrumpiendo la quietud del horizonte...
¿Por qué no el hombre?
¿Será acaso que el hombre
es menos que el caballo y la abeja y la piedra?
¿Será acaso que el hombre
atrapado en su jaula de cemento
olvidó contemplar a las estrellas?
Hay un tiempo que se nos va perdiendo
en tanto el mundo gira sin retorno
y una muchacha espera en su ventana.
Catalina Zentner