EXTRAÍDO DE LA WEB La Fábrica de las Palabras

Rosa Grimaldi entrevista al poeta paraguayo Raúl Silva Alonso. Se transcribe el artículo con autorización del poeta, a quien tuve el placer de contar como uno de mis más queridos amigos de la niñez.

Raúl Silva Alonso estudió leyes, trabajó en el Bank of America y emprendió varios negocios. Todo apuntaba a una vida normal hasta que un día, un coche beige le cerró el paso y lo llevaron directo al infierno.
Tacumbú es una cárcel famosa a nivel internacional por su peligrosidad y por sus niveles de hacinamiento, pero Raúl Silva Alonso salió airoso de la hazaña. A la fuerza ahorcan aunque, si lees su libro En Tacumbú 

Cómo un escritor sobrevivió en Tacumbú
Raúl, ¿de qué se te acusaba?
De simular ser otra persona para solicitar una chequera con la que se empezó a girar dinero por más de 100 millones.
¿Cómo llegaron a confundirte con otro?
Porque cuando le preguntaron a la empleada del banco donde habían sucedido los hechos dijo que había sido yo quien había cometido la estafa. Al parecer había un parecido físico con el ladrón.
Qué pasó con tu expediente?
No me tomaron declaración durante más de un año porque los jueces temían meterse conmigo. Al ver mi apellido ellos lo relacionaban con mi hermano, que era miembro del consejo de la magistratura, es decir, quien revoca o nombra a los jueces. Por eso se inhibían y lo pasaban a otro juzgado y así fue como durante más de 11 meses mi expediente estuvo pasando de un juzgado a otro sin que nadie se atreviera a tocarlo.
¿Por qué te marchaste a Argentina después de salir de la Tacumbú?
Quise hacer una contrademanda a la gente que me había mandado a la cárcel pero mi expediente había desaparecido. Era como si yo nunca hubiera estado en prisión. Pensé que este era un país de mierda y por eso me marché. Además, ¿quién iba a ayudar a un tipo que había salido de la cárcel? Ni siquiera intenté encontrar trabajo, simplemente me fui.
¿A qué te dedicaste en Argentina?
Vendí verduras en un carrito, fui remisero, taxista, pinté piletas, vendí empanadas por la calle. Hice cualquier cosa que me diera dinero y ahorré. De hecho hasta pude volver a Paraguay con un buen dinero.
Casualmente en Argentina me reencontré con antiguo amor que anteriormente había sido imposible ya que ambos estábamos casados. Me iba a casar con ella radicándonos en España luego, pero cuando me di cuenta que a esa distancia iba a dejar de ver a mis hijos y nietos decidí volver a Paraguay. Además, justo el día antes de mi casamiento conocí a Mabel, mi esposa actual. Esa es otra historia…
¿Cómo fue la vida al volver a Paraguay?
La vida me cambió. Parece que la memoria de los pueblos es bastante corta así que para cuando yo volví  (lo cual fue siete años más tarde) la mayoría ya había olvidado que yo había estado en Tacumbú. Ahora lo cuento tranquilo porque, a pesar que esto le recuerde a muchos lo que me pasó y puedan juzgarme, comprendí que, en el fondo ¿a quién le importa algo sucedido hace más de veinte años? Creí recuperar mi buen nombre. Tal vez nunca lo había perdido.
¿A qué te dedicaste al volver de Argentina?
Como sabes, aquí es muy difícil tener una profesión poco valorada como las que yo desempeñé en Argentina si provienes de una de las familias tradicionales de la sociedad asuncena. A  mí siempre me había llamado la atención el mundo de los libros y de la escritura así que, como podía darme el lujo de ser pobre, me lancé a vender libros y a escribir.
En 2002 ganaste un premio importante y eso te acercó todavía más al mundo de las letras. ¿No es así?
Siempre había escrito pero a partir de ese premio me lancé a publicar y decidí acercarme más al mundo de los libros y no hacer nada más que no estuviera relacionado con lo que realmente me gustaba.
Es un lujo hacer lo que a uno le gusta, y yo con la venta de libros me mantenía. Gané un buen dinero con las adaptaciones infantiles de obras famosas que se vendieron con el diario Abc. A medida que me voy convenciendo de que soy escritor me doy cuenta que a la gente le gusta lo que escribo y lo hago de una forma más natural.
¿Qué les dirías a los que después de leer esto te van a volver a juzgar?
Que en Paraguay, al contrario de lo que ocurre en el resto del mundo, uno es culpable y debe demostrar su inocencia. Yo no pude demostrar mi inocencia ni se pudo demostrar mi culpabilidad, por la desaparición de mi expediente. Salí de Tacumbú por compurgamiento de pena, ese es el término técnico. Quiere decir que si hubiera sido culpable ya habría pagado la condena que hubiera merecido.
ENTREVISTADORA:

  Mi nombre es Rosa Grimaldi, redactora al frente de La Fábrica de las Palabras, agencia de redacción de contenido para empresas. Te invito a que leas los 18 relatos de en Manual de supervivencia en el infierno y si necesitas a alguien que redacte para tu blog una entrevista como la que acabas de leer contáctame. También puedes seguirme en Facebook o Twitter o suscribirte a mi blog si quieres seguir recibiendo noticias interesantes sobre Paraguay o sobre redacción de contenido.


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