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Mostrando entradas de diciembre, 2008

Mi abrazo a todos, siempre presente

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No fuimos la pareja modelo tuvimos que sortear muchas tormentas y aprender a andar juntos lado a lado ni un centímetro atrás ni otro adelante. Nos costó aprender el verbo amar en la pura acepción de la palabra difícil de conjugar y armonizar. Nos aplicamos en ser buenos amigos sosteniéndonos entre luces y sombras como un poeta dijera en ciertos versos que no recuerdo ,pero me consta haber leído. Dice la ciencia “está en coma profundo” más yo sé que me escuchas, estoy cierta de que algo en ti responde a mis caricias y a ese beso que arropa tu silencio. Hay festejos, estamos en diciembre. Tantos diciembres pasaron y se fueron la diferencia está en que no habrá eneros, que renueven los brotes que he perdido ahogados por la sal de mis pupilas. Vete amor mío, en paz, te lo suplico yo he de seguirte y hallarte donde sea. A todos los que me siguen acompañando les doy las gracias por entender que me consuela el saberlos, y en algún momento se que voy a recuperar cierta energía que me permita

Aterida

Uno se pregunta cuál es la providencia del amor si se divide en anaqueles con frascos primorosos rotulados que contienen caricias desventuras olvidos sensaciones y deseos tormentos abrasiones melodías especias inventadas en la cama rotaciones de luna y sol en vilo. Y no existen respuestas cuando la inevitable envuelta en manto de tinieblas se aposenta en la alcoba y dice ¡Basta! Es tiempo de gritar hasta que sientas que sucumbes hundida y desangrada mientras ríen en torno los espectros. Quedas obnubilada desprendida del árbol y su sombra aterida en estepas inclementes afrontando el mañana arrepentida de lo que pudo ser y se ha fundido en la procacidad de lo negado. Me quedan todavía un montón de preguntas en el aire un llanto inagotable que me ciega un pedirte perdón por no seguirte allí donde el vacío nos preserve. Catalina 12 de diciembre de 2008, afuera el cielo brilla azul, pero yo s

Se me rompió un sueño

El boleto de ida era uno solo, nos resistíamos a aceptar que en el sorteo me tocaba ser la infortunada. Perdido por perdido sobrevuelo el vacío con medio corazón atravesado por metralla de sal, punzón de hielo. Vendrá el tiempo de lluvias habrá alguna otra primavera un sol decepcionado un abrazo frustrado en el hueco de la ausencia. Y yo aquí, donde no escucho el trino de los mirlos ni florecen jazmines y azucenas y se doblan de rabia las palmeras renegando de todo y contra todo apartada del zumo del deseo fatigada de acerbo desamparo habitante de negros torbellinos perdida y sin sostén que me reponga el saldo en rojo balance que no cierra. Persisto en la morada del infierno temido, inevitable, despiadado. Catalina Zentner 29-11-08 A todos, muchas, muchas gracias. Empezaré a visitarles nuevamente, poco a poco.