Esto es Argentina, no es África aunque lo parezca
Estas son algunas de las fotos extraídas de un mail enviado por el padre Mario Moreyra, que trabaja en una parroquia de Resistencia, (Provincia del Chaco).
Realidad inadmisible constatada por quienes han ido a misionar en la zona de El Impenetrable chaqueño, especialmente en los parajes de Fortín Lavalle, Bermejito, Miraflores y Espinillo, también en las pequeñas localidades de El Mojón, Manantiales, El Palmar.
A continuación, transcribo el mail recibido:
En estos tiempos el Chaco concita la atención de todo el mundo.
Prensa y televisión global vienen a mirar los estragos de la desnutrición que afecta a miles de aborígenes en los bosques que se conocen - ya impropiamente - como El Impenetrable. Mi colega y amiga Cristina Civale, autora del blog Civilización y Barbarie, del diario Clarín, me invita a acompañarla.
No es la primera invitación que recibo, pero sí la primera que acepto. Rehusé viajar antes de las recientes elecciones, porque, obviamente, cualquier impresión escrita se habría interpretado como denuncia electoral.
Y yo estoy convencido, desde hace mucho, de que la espantosa situación socioeconómica en que se encuentran los pueblos originarios del Chaco, y su vaciamiento sociocultural, no son mérito de un gobierno en particular de los últimos 30 o 40 años (los hubo civiles y militares; peronistas, procesistas y radicales) sino de todos ellos.
Primero nos detenemos en Sáenz Peña, la segunda ciudad del Chaco (90 mil habitantes), para una visita clandestina -no pedida ni autorizada- al Hospital Ramón Carrillo, el segundo más importante de esta provincia.
Aunque el frente del hospital está recién pintado, detrás hay un basural a cielo abierto en medio de dos pabellones.
Vidrios y muebles rotos, escombros, radiografías, cascotes y deshechos quirúrgicos enmarcan las salas donde los pacientes son sólo cuerpos chupados por enfermedades como la tuberculosis o el Chagas.
Me impresiona la mucha gente que hay tirada en los pisos, no sé si son pacientes o familiares, lo mismo da.
Una hora después, en el camino hasta Juan José Castelli -población de 30 mil habitantes que se autocalifica "Portal del Impenetrable"- la desazón y la rabia se perfeccionan al observar lo que queda del otrora Chaco boscoso. Lo que fue imperio de quebrachos centenarios y fauna maravillosa, ahora son campos quemados, de suelo arenoso y desértico, con raigones por doquier esperando las topadoras que prepararán esta tierra para el festival de soja transgénica que asuela nuestro país.
Entramos -nuevamente por atrás- al Hospital de Castelli, que se supone atiende al 90 o 95 por ciento de los aborígenes de todo el Impenetrable. Lo que veo allí me golpea el pecho, las sienes, los huevos: por lo menos dos docenas de seres en condiciones definitivamente inhumanas. Parecen ex personas, apenas piel sobre huesos, cuerpos como los de los campos de concentración nazis.
Una mujer de 37 años que pesa menos de 30 kilos parece tener más de 70. No puede alzar los brazos, no entiende lo que se le pregunta. Cinco metros más allá una anciana (o eso parece) es apenas un montoncito de huesos sobre una cama desvencijada.
El olor rancio es insoportable, las moscas gordas parecen ser lo único saludable, no hay médicos a la vista e impera un silencio espeso, pesado y acusador como el de los familiares que esperan junto a las camas, o tirados en el piso del pasillo, también aquí, sobre mantas mugrientas, quietos como quien espera a la Muerte, esa condenada que encima, aquí, se demora en venir.
Siento una furia nueva y creciente, una impotencia absoluta.
Le pregunto a una joven enfermera que limpia un aparador vidriado si siempre es así. "Siempre", responde irguiéndose con un trapo sucio en la mano, "aunque últimamente han sacado muchos, desde que empezó a venir la tele".
Es flaquita y tiene cara de buena gente: se le ve más resignación que resentimiento.
Son 44 enfermeros en todo el hospital pero no alcanzan para los tres turnos. Trabajan ocho horas diarias cinco días por semana y cobran alrededor de mil pesos los universitarios, y menos de 600 los contratados, como ella.
Los días de lluvia los techos se llueven y esto es un infierno, dice y señala los machimbres podridos y los pozos negros saturados que revientan de mierda en baños y patios. Y todo se lava con agua, nomás, porque "no tenemos lavandina".
Camino por otro pasillo y llego a Obstetricia y Pediatría. Allí todos son tobas. Una chiquilla llora ante su hijo, un saquito de huesos morenos con dos ojos enormes que duele mirar.
Otra joven dice que no sabe qué tiene su nena pero no quiere que muera, aunque es obvio que se está muriendo.
Hay una veintena de camas en el sector y en todas lo mismo: desnutrición extrema, mugre en las sábanas, miles de moscas, desolación y miedo en las miradas.
Después viajamos otra hora y el cuadro se hace más y más grotesco.
Paramos en Fortín Lavalle, Villa Río Bermejito, las tierras allende el Puente La Sirena, los parajes El Colchón,
El Espinillo y varios más.
Son decenas de ranchos de barro y paja, taperas infames donde se hacinan familias de la etnia Qom (tobas).
Todas, sin excepción, en condiciones infrahumanas.
Digan lo que digan, estas tierras -más de tres millones de hectáreas- fueron vendidas con los aborígenes dentro.
Son varios miles y están ahí desde siempre, pero no tienen títulos, papeles, ni saben cómo conseguirlos.
Los amigos del poder sí los tienen, y los hacen valer. El resultado es la devastación del Impenetrable: cuando el bosque se tala, las especies animales desaparecen, se extinguen. Los seres humanos también.
Y aunque algunas buenas almas urbanas digan lo contrario, y se escandalicen ciertas dirigencias, en el ahora ex Impenetrable chaqueño palabras duras como exterminio o genocidio tienen vigencia.
Desfilan, ante nuestros ojos, enfermos de tuberculosis, Chagas, lesmaniasis, niños empiojados que sólo han comido harina mojada en agua, rodeados de perros flacos, huesudos y ojerosos como sus dueños. Se llaman Margarita, Nazario, Abraham, María y lo mismo da. Casi todos dicen ser evangelistas, de la Asamblea de Dios, de la Iglesia Universal, de "los pentecostales" o "los anglicanos". Involuntariamente irónico, evoco a Yupanqui: "Por aquí, Dios no pasó".
Al caer la tarde estoy quebrado, roto, y sólo atino a borronear estos apuntes, indignado, consciente de su inutilidad.
Al partir de regreso veo en un caserío un cartel deshilachado por el sol:
"Con la fuerza de Rozas, vote lista 651".
Y en la pared de un rancho de barro, seguramente infestada de vinchucas, veo un corazón rojo como el de los pastores mediáticos brasileños de "Pare de sufrir".
Abajo dice: "Chaco merece más. Vote Capitanich".
En alguna oficina el ministro de Salud de esta provincia seguirá negando todo esto, mientras el gobernador se prepara para ser senador y vivir en Buenos Aires, bien lejos de aquí, como casi todos los legisladores.
Comentarios
Exacto, los poderosos no ven estas cosas desde sus bellos apartamentos de Buenos Aires.
Siento pena y ajco por la humanidad.
Un bexo
Tu video muy bueno, amiga. Ya llegará el tiempo en que el sol saldrá y encontrarás brazos amigos que te abracen y te acompañen y lo compartirás con tus recuerdos.
Que tengas un feliz domingo!
BACI, STEKI.
Un abrazo
Ayer leía en la prensa que los "líderes mundiales" este año salían a veranear a lugares mas austeros, debido a la crisis...
Qué vergûenza!....como pueden poner la cabeza a la almohada con tanta miseria que depende de sus "políticas" sociales, económicas, etc...
Lo que sé es que nos vienen nuevos aires...lo siento, lo palpo...la justicia llegará para todos. No mas hambre ni sufrimiento, y ese sueño, presiento, dejó de serlo....Lo nuevo ya está en camino!
Besos para tí querida Cata...
me ha encantadoel video.;-)
Ali
Saludos.
Un beso Catalina me gusta leerte de nuevo.
Marisel
Y si los políticos, los responsables, los que pueden paliar este horror se niegan a admitirlo, el futuro promete un infierno.
Espero que alguien tome cartas y haga algo ¡ya!
Besos
Siempre valoro mucho este tipo de entradas, donde la denuncia social, simplemente para que el mundo tome conciencia de la realidad (que nadie debería desconocer, pero desconoce) que vivimos a cotidianamente.
En esta entrada hay varias cosas para analizar, mejor dicho, para resaltar. Por un lado el trato que le dan los pueblos americanos a sus pobladores originarios, es decir, los mal llamados indios. Ya hemos hablado de lo que sucedió en Bagua, de lo que pasa con los Mapuches en Chile, y ahora podemos hablar también de lo que pasa en el Chaco (faltaría hablar de la discriminación por ejemplo a los Tobas). El hambre producto de la segregación racial y de la falta de oportunidad en todo el norte argentino es alarmante. Por otro lado, deberíamos hablar de la pobreza estructural del poder argentino (no solo el político, sino el económico y mediático, así como la indiferencia social a estos temas críticos del país), por último la docilidad de estos pueblos que soportan el dolor, el hambre, la enfermedad y la humillación todos los días y siguen mendigando algo de clemencia, compasión o ayuda.
Miserables seres somos todos, los que votamos por unos y por otros, los que no votan, los que miran hacia otro lado, los que no se comprometen, los que son corruptos, los que se hacen los “vivos”, los que se la pasan criticando y no mueven un dedo, los que solo ayudan con una limosna.
Me hace odiar este tipo de situaciones, que se ven a diario en la argentina, quizás no en un grado tan significativo y extremo como estos que presentas acá, pero igual de preocupantes. Solo hace falta caminar el primer o segundo cordón del conurbano bonaerense para advertir las falencias del sistema.
Te acordas el “QUE SE VAYAN TODOS, QUE NO QUEDE NI UNO SOLO”, y siguen ahí, robando, marginando, explotando y reprimiendo al pueblo, y por el otro lado, la sociedad entera haciéndose los desentendidos.
Patético todo. Gracias por dar espacio en tu rincón a estos temas, de corazón te lo digo querida amiga.
Un beso.
HologramaBlanco
Huelgan las palabras.
Tremendo.
Con esto, nos pones un mundo real.
Un fuerte abrazo
Un beso Catalina
gracias por recordarnos cuáles deberían ser nuestras prioridades como ciudadanos.
un beso,
un fuerte abrazo catalina.
palabras para expresar la tremenda realidad de AMERICA LATINA.
No tienen vergüenza los gobernantes.
Nos faltan el respeto.
Esto no lo ignoran...lo tapan,no lo quieren ver.
Es lo peor. Se debe difundir,siempre !!!!
Tal vez reaccionen. Mi abrazo para ti.
Saluda desde MDQ Liliana.
me quede sin palabras...
parece emntira que esto pase al lado de nuestros ojos y nos hagamos los ciegos...
un abrazo catalina
Un abrazo,
Silvoia Cristina
Ese país que exporta millones de toneladas de granos y de carnes, me parece algo inaudito y contradictorio en verdad.
Saludos
Qué lástima que haya gente que viva en esas condiciones, o que mueran poco a poco en los hospitales, que mueran de hambre, y de sed de justicia.
No llores por mí Argentina es una bella canción, muy bien interpretada por Paloma San basilio.
Ojalá que Argentina salga de la situación económica en que se encuentra y pueda mejorar las condiciones de vida de todos sus habitantes.
Un abrazo.
Juan Antonio