Carta a un amigo que fue...

Nunca pensé que alguna vez te escribiría una carta como esta. Uno se resigna ante los vaivenes del amor, ante los adioses abruptos, ante el desengaño cuando el abandono irrumpe para envolvernos en una soledad incombustible. Pero en nuestra absurda ingenuidad, creemos que la amistad es para siempre. Nos aferramos al afán de querer y ser queridos limpiamente. Sin otra aspiración que la de construir una relación afectiva exenta de resentimiento. Entendiendo y respetando los silencios del otro, aquel que me refleja y que soy yo dividida en otro ser. ¿Sabés una cosa? Alguna vez creí en las utopías. En ese “no lugar” que nos inventamos para apostar que es posible la cristalización de nuestros sueños. Y fue así como te soñé. Y te ubiqué en mi corazón, junto a los seres que más amo. Compartiendo contigo secretos, temores, alegrías, esperanzas. Alentando las tuyas sin mentirte. Porque hubiese sido fácil hacerlo y dar respuestas que tus oídos quisieran escuchar....