Dama nocturna

Del lupanar estrella requerida, piel de satén y encaje, su cadera curvatura exquisita, trampa artera, seductora y feroz, frutal ungida. Filtro de amor secreto que cumpliera ceremonial que nunca se le olvida, inventa pasional y desmedida, protocolos que nadie conociera. Yace sobre lo efímero escondida gracias a la belleza concedida sin que su corazón interpusiera travesaño al portal, contrapartida del sexo y la razón desprotegida del oficio que acaso no escogiera. La imagen que ilustra esta entrada, pertenece al pintor Frederik Carl Frieseke