Sola yo

Sola yo, definitivamente. Hay una roca agua rdándome y un eco que me llama. Hay un bosque embrujado y una estera donde reposa un sueño. Hay un ramo de luz que no recuerdo y un duende disfrazado de espejismo. Y yo y mi soledad en la mochila disuelta en remolinos y nostalgias, el pecho con la espina de la rosa, una herida que brama hasta el cansancio. Sola yo, mientras duerme el amor y los vampiros sacian su sed en las esquinas del hambre de los solos, y la furia se desata sobre los abrumados. Angustia indivisible en el portal de una mañana que señala la eternidad ahora, cuando la soledad nos empuja al precipicio. Catalina Zentner