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Mostrando entradas de octubre, 2007

Hilvanes

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Una tarde de sábado al comenzar el otoño puede ser el comienzo del torzal de una red como las de cazar mariposas, ideal para que los pensamientos burlen a quien intenta guardarlos y se disparen, hilvanando presagios, recuerdos, sensaciones. Hilvanes sueltos de la memoria, recurrentes promesas incumplidas, juramentos que caen como hojas secas desprendidas del tallo que las sustentó para alimentar verdores y dispersar fragancias. Aromas de hierbabuena, romero, albahaca, eucalipto, pasiflora, verbena, hierbas que sanan el cuerpo y refrescan el espíritu, antitóxicos naturales que, no obstante, no alcanzan la curación absoluta de las heridas formuladas por el olvido y la apostasía. Y el mundo sigue dando vueltas sobre su eje. Y cada quien lo hace como y cuando puede, girando en torno a su egolatría, permeable a la adulación, tan atractiva como imprevisible. Pero no nos importa, ¡es tan seductora! Tarde de sábado, viento que trae consigo el polvo de ayeres resplandecientes, un café que se e

Las cuatro estaciones [Haikus de Any, Catalina, Martha, Javier]

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Primavera Danos tus perlas naciente primavera pétalos al sol. Any Carmona Otoño Busco en otoño rastros de viejos sueños cuando amanece Catalina Zentner Verano Costas floridas en tardes de verano rumor del agua Martha Ferrari Invierno Gris su camino taciturno invierno pasa y se va Martha Ferrari Primavera Vuelven las aves El hielo se disuelve Brotan las flores Verano El fuego aplasta La langosta devora La hormiga guarda Otoño Ocre en las hojas Aceras alfombradas La lluvia llora Invierno Un manto albino Hielo por los tejados Yertas las viñas Francisco Javier Lorenzo Vázquez

Decirte...

Que hoy es un día igual y diferente, una jornada desprovista de magia y abundante en silencios. Hay nubes oscuras en nuestro cielo, cerrazón que no nos deja ver más allá de nosotros, paredes que cierran un ayer al que no podemos ni queremos volver. Una estrella cayó muy cerca de nosotros. Pero no nos arriesgamos a pedir el deseo mencionado en una leyenda en la que hemos dejado de creer. Túrbame, amor, con el afán de tu memoria, háblame de un mañana que se nos escapa, duerme a mi lado y deja que te acune en el universo de mi abrazo, en el umbral del impredecible mundo donde te sueño que me sueñas y soñamos que existen todavía algunos sueños pendientes de soñar. Hoy tu mirada se pierde en el vacío. Aunque esté fija en el televisor, esperando que España marque el gol de la victoria a Dinamarca. En el estadio donde yo juego a solas con un Destino burlón y malicioso no me doy por vencida. Mientras me quede resto, seguiré en la dura contienda. No lo dudes, mi amor, y ahora descansa. Yo vel